Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Cada año, la Iglesia en su sabiduría proclama el Evangelio de Mateo el Miércoles de Ceniza.
Al comienzo mismo de la Cuaresma, la Iglesia quiere que reflexionemos sobre la disposición
interior que debe acompañarnos durante este tiempo sagrado de oración, ayuno y limosna.
En especial, en el versículo seis del capítulo seis, Mateo registra la exhortación de Jesús:
“Pero cuando ores, ve a tu cuarto interior, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto”. Propongo
que ésta sola frase puede presentarnos un gran desafío y un gran don en este tiempo de
Cuaresma.
Por un lado, alejarnos del ruido y las prisas de nuestra vida y estar en silencio en un sonido
acogedor. Por otro lado, estar inmerso en silencio a solas con Dios puede parecer aterrador. ¿Qué
diré? ¿Qué dirá? ¿Escucharé algo? ¿Qué pasa si no me gusta lo que escucho? ¿Qué pasa si no sé
qué hacer con toda esta tranquilidad?
A pesar de esta inquietud, les animo a que entremos verdaderamente en nuestra
“habitación interior”. Espiritualmente, nuestra habitación interior es un lugar interior en nuestro
corazón que es la parte más profunda de nuestro ser donde hablamos íntimamente con Dios. Este
es un lugar muy diferente al mundo frenético de conversaciones de veinticuatro horas, blogs
interminables, publicaciones en Facebook e Instagram, libros que lo cuentan todo y opiniones
inmediatas con un juicio severo. Más bien, nuestra habitación interior es un lugar de paz,
tranquilidad y estar en la presencia de Dios.
A medida que redescubrimos la paz de estar con Dios en el silencio, también podemos
practicar una Cuaresma que nos impulse a ser más moderados también en nuestro discurso.
Podemos decidir ser caritativos en nuestras palabras, con mesura al emitir juicios y humildes al
ofrecer opiniones. Los Sacramentos de la Penitencia y la Sagrada Eucaristía nos orientarán hacia
este objetivo, así como la oración, el ayuno y las buenas obras de Cuaresma.
Que esta Cuaresma sea un momento en el que aquietemos nuestros corazones,
reflexionemos sobre la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura y “oremos a (nuestro) Padre en
secreto. Y tu Padre que ve en lo secreto te lo recompensará”. Dios te bendiga a ti y a todos tus
esfuerzos por acercarte más a Él en esta tranquila temporada de Cuaresma.
Devotamente suyo en Cristo,
Most Reverend Alfred A. Schlert
Bishop of Allentown