Durante el Adviento, nos preparamos para celebrar la Navidad, la Solemnidad de la Natividad. ¿Por qué la iglesia nos da cuatro semanas para prepararnos para esta celebración?
Obispo Schlert: Todas las cosas importantes en la vida requieren algo de preparación. En el Adviento, existen tradicionalmente tres cosas, para las que la iglesia nos pide que nos preparemos:
En primer lugar, tomarnos el tiempo para prepararnos para la conmemoración de la iglesia de la llegada al mundo de Dios Encarnado en Navidad. Es imposible sobrestimar cuán trascendental fue para la Tierra el recibir a su creador hecho carne. Podríamos meditar acerca de ello toda una vida sin agotar este misterio. Esta es la razón de ser de todos esos alegres villancicos e himnos, las decoraciones y la celebración con la familia y amigos.
En Segundo lugar, necesitamos preparar nuestros corazones para recibir dignamente a Jesús en la Eucaristía. Claro que tenemos que hacerlo cada vez que recibimos el Sacramento, pero el Adviento nos otorga un tiempo especial para que hagamos un balance de nuestra vida espiritual, para apegarnos a Dios y desapegarnos de cualquier cosa que dañe nuestra relación con Dios.
En tercer lugar, en Adviento meditamos acerca del regreso de Cristo, ya sea al final de los tiempos o, para cada uno de nosotros, en el momento de nuestra propia muerte. Hacemos un analisis de nuestra vida y nos preparamos para la posibilidad real de que Jesús llegue en el momento en que menos lo esperamos.
¿Por qué Dios se reveló a nosotros en circunstancias tan humildes?
Obispo Schlert: Es importante considerar que Jesús, siendo Dios, eligió los detalles de su propio nacimiento. Él eligió a María y a José. Él eligió el lugar y el tiempo preciso en la historia con todas las complicaciones que surgían del censo romano. Él eligió el pesebre de la misma manera en que después elegiría la cruz. Así como la cruz, el pesebre da testimonio de Su humildad y de Su gran amor por nosotros.
Otra razón práctica es que aún no había llegado el tiempo de Su vida pública. Jesús, como un hombre adulto, se revelaría a sí mismo para Sus discípulos lentamente. Les tomaría tiempo a ellos entender Su misión, así como Su relación con el Padre y el Espíritu Santo.
¿Por qué los católicos llaman a María la Madre de Dios y no solamente Madre de Jesús?
El obispo Schlert: La Iglesia enseña que Jesús era verdaderamente Dios desde el primer momento de Su concepción. El llamar a María “Madre de Dios” enfatiza este hecho. La Encarnación no fue similar a que Dios nos enviara a un ángel, o que Dios simplemente apareciera como un hombre. Dios se hizo hombre y tomó todas nuestras limitaciones y sufrimientos – excepto que Él no pecó. Por lo tanto, no existe problema humano, ni preocupación, ni situación que no podamos llevar frente a Jesús. Él nos encuentra justo donde estamos.
Usted mencionó que el Adviento también corresponde a la Segunda Venida de Cristo. ¿El regreso de Jesús al final del mundo es algo que los Católicos toman literalmente?
Obispo Schlert: Sí, los Católicos sí creen que Jesús volverá. La Iglesia no acostumbra a especular acerca de cuándo sucederá, pero esto sí tiene un impacto sobre el actuar de los Católicos. En última instancia no estamos buscando una solución humana para todos los problemas del mundo. Muchos grandes avances se han dado por medio de hombres y mujeres que usan los talentos que Dios les dio, pero el mundo no se perfeccionará por nuestros esfuerzos. Cuando se trata de la paz duradera y la sanación que nuestro mundo necesita encarecidamente, esperamos en Dios – ese es el corazón del mensaje del Adviento.
Cada año en esta época, los católicos enfrentan demandas contradictorias: por un lado, entrar en espíritu de espera observante y silenciosa; y por otro lado, comprar en tiendas en donde la música de Navidad ya se ha estado tocando todo el mes, asistir a fiestas y cumplir todo tipo de tareas mundanas. ¿Es realmente posible hacer ambas bien?
Obispo Schlert: La preparación para nuestras celebraciones navideñas con amigos y familia, puede ser algo bueno para nosotros si lo hacemos desde el espíritu correcto. Cuando compramos un regalo, al menos pensamos en alguien más y no solamente en nosotros mismos por un momento. Pero no debemos permitir que el mundo nos jale a una agitación o desenfreno que nos separe de Dios o que nos aleje de nuestra oración. La oración toma tiempo al igual que cualquier otra actividad que queramos hacer bien, así que tenemos que encontrar un equilibrio.
¿Cuáles son algunas cosas que los Católicos podemos hacer para participar plenamente del Adviento?
Obispo Schlert: Hacer tiempo para la oración. Sí, hay muchas cosas sucediendo en esta época del año, sin embargo ¿existe alguna manera en la que podamos abrir la puerta un poco más a Cristo? Para quienes no les es posible hacerlo de forma regular, este es un buen momento para llevar a cabo una Hora Santa frente al Santísimo Sacramento. Imagina que, como uno de los pastores, estás encontrándote con Dios Encarnado por primera vez en el establo de Belén. Te puedo asegurar que Él te encontrará ahí y que una hora en su presencia será transformadora y sanadora de alguna manera.
Pasar más tiempo con las Escrituras, quizá leer las lecturas del domingo antes de misa, es también una buena forma de participar en el Adviento, como lo es rezar los misterios gozosos del Rosario. Si ya eres bendecido con una vida activa de oración, solamente intenta sentarte con Dios en silencio un poco más. Permite que renueve tu oración y le dé nueva vida.
El Adviento también es un tiempo apropiado para acercarse a la Confesión, sabiendo que es Jesús con quien nos encontramos en el Sacramento de la Reconciliación, por medio del sacerdote.
Finalmente, es importante que recordemos que cada cosa buena que hacemos sea en oración o en acciones, proviene en última instancia de la iniciativa de Dios. Esperemos y busquemos expectantes al Señor. No seremos defraudados.